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¿Y si se acaban los suministros y los alimentos?

En el peor de los casos como se lidia con el colapso de los suministros en Venezuela

Las cadenas de suministro de comida en países con poca o ninguna producción como Cuba, Nicaragua o Venezuela, depende en gran medida de los suministros del mercado internacional que nos proveen nuestros alimentos, pero estas, desde que comenzó la inestabilidad política en la región, están precariamente equilibradas.

Y no hace falta una catástrofe como la guerra o una gran sequía para interrumpir los suministros, este es el caso de Venezuela, un país bendecido con las reservas de petróleo más grandes del planeta, en el que una crisis política, ha impulsado la inflación a niveles estratosféricos y ha llevado a la escasez de alimentos y medicinas.

Obligando a las familias que viven de lo poco que se encuentra y ha llevado a millones a abandonar el país todos a la vez, algo similar a la crisis de la eurozona que envió la economía de Grecia al borde del colapso, país que también está en plena batalla ante la escasez de alimentos y suministros.

Mientras tanto, la enfermedad, el mal tiempo y el aumento de los precios, ha llevado a la escasez de una serie de cultivos vitales en los últimos años, ya se ha reconocido que la subida de los precios del arroz llevó a la compra por pánico en las Filipinas y otros países de Asia en el 2008, causando una crisis de suministro de este alimento básico.

Y el mal tiempo en Europa en el año 2017, vio a los precios de muchas verduras lanzados al alza, mientras que también hubo en todo el mundo la escasez de los aguacates, papas y granos, después de que varios países fueron golpeados por malas cosechas.

La situación de Venezuela se agrava, porque a pesar de que este país posee grandes extensiones de tierras cultivables, proclives a la cría de ganado, las sanciones norteamericanas que ha impuesto el presidente Donald Trump, han cortado los suministros de materia prima e insumos, que son necesarios para la agricultura y la ganadería.

Produciendo una de las peores cosechas durante más de dos años consecutivos, a falta de mano de obra he inversionistas, que se han perdido por la migración de los venezolanos, que han sucumbido a el sitio producido a su país por Norteamérica.

A esto último, hay que anexar la escasez de combustible, donde los agricultores y transportistas, lo que lleva a las tiendas y supermercados a racionar alimentos al mantenerse en la lucha para reponer sus estantes.

Incluso el almacenamiento de los alimentos es cada vez más precario por los cortes eléctricos, lo que nos deja en la mayor incertidumbre y muestra qué el efecto incluso de algún rumor puede desatar saqueos y larga colas.

Es importante aclarar que la escasez no conduce a la hambruna, pues la mayoría de las hambrunas no fueron causadas por la escasez de alimentos, más bien, es el acceso a los alimentos lo que las produce.

Pero la inseguridad alimentaria es más común de lo que muchos de nosotros podrían pensar, según la FAO organismo que regula alimentos y agricultura para la ONU, se estima que hay cerca de 821 millones de personas desnutridas en el mundo, tan sólo en los Estados Unidos, uno de los mayores exportadores de alimentos del mundo, casi 12% de los hogares se clasifican como de inseguridad alimentaria y unos 6,5 millones de niños viven sin una alimentación adecuada.

Falta de Suministros.
Tanto en Cuba, como en Nicaragua y Venezuela, se ven estantes vacíos y precios exorbitantes, una situación que se repite en Irán, todos ellos bajo sanciones y bloqueo comercial.

Pero si faltan los suministros ¿qué pasa cuando tienes hambre?

Debido al atolladero ético de ejecutar experimentos en esto, los científicos han tenido en su lugar que depender de las experiencias de quienes han sobrevivido a períodos de inanición y de hambruna.

«En el corto plazo, hay pérdida de peso como metabolizan su suministro de grasa y los tejidos musculares», afirma Bradley Elliott, un fisiólogo en la universidad de Westminster, que estudia el efecto de la inanición en un hombre que estuvo 50 días sin alimento.

El cuerpo humano es capaz de hacer frente a los sorprendentes niveles de pérdida de peso: cuando el cuerpo pierde 20% de su peso, consume 50% menos de energía, la temperatura del cuerpo desciende, mientras que la apatía y letargo se exacerban mientras el cuerpo intenta conservar qué poca energía que tiene.

Eventualmente, sin embargo, los órganos se comienzan a perder, aparte de todo el cerebro, una adaptación para protegerse del hambre, le siguen «problemas del hígado y del riñón», explica Elliot, «la regulación de la presión arterial también es afectada, los que significa personas puede desmayarse fácilmente».

Con la falta de minerales y vitaminas, enfermedades como el escorbuto y la pelagra emergen, aquí los niños tienden a ser más vulnerables que los adultos, mostrando rápidamente los signos de emaciación y sucumben a las enfermedades infecciosas.

La supervivencia sin suministros puede depender del peso corporal de cada persona, cuántas reservas caloríficas tienen en su grasa y otras condiciones de salud que puedan estar padeciendo, aunque las mujeres tienden a ser más resistentes que los hombres.

Pero en general, la mayoría de la gente puede morir si su peso corporal cae a la mitad del Índice de masa corporal normal, lo que ocurre generalmente entre 45 y 61 días sin suministros, para aquellos que sobreviven, puede haber impactos duraderos.

Fuente
TheConversationNewsUN

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