Colombia está llena de pueblos fantasmas víctimas del paramilitarismo y la guerrilla
La gente está regresando y ahora camina por las calles casi vacías de su pequeño pueblo fantasma. Para ellos, los cuerpos de los que cayeron a manos de los paramilitares o la guerrilla, los caminos de tierra todavía lo persiguen.
Hace poco más de 21 años, milicias de las autodefensas unidas de Colombia o AUC, arremetió contra muchos pueblos. La banda paramilitar de derecha, amenazó, torturó y masacró a los residentes de los pueblos agrícolas de Colombia.
La milicia mató al menos a miles de personas en los pueblos. Varios informes señalan que muchos fueron «desaparecidos». Después de las masacres, la AUC obligó a la gente a enterrar a los cadáveres de sus amigos y familiares.
«Quieres olvidarlo, pero no puedes porque es lo que vivimos en carne propia en este pueblo», recordó Elías Torres. «Imagínate que te obliguen a recoger los cuerpos de tus amigos porque algún grupo armado te obliga: Ven aquí y recoge a esos perros que están ahí».
Los fantasmas regresan a los pueblos, por el aumento en el conflicto entre grupos armados este año
Miles de personas huyeron de los predios, dejando una fosa común y casas vacías que decaen en el calor sofocante. Las décadas de conflicto de Colombia convirtieron a muchos lugares junto con muchas otras ciudades del país sudamericano como pueblos fantasmas.
A medida que la violencia disminuyó lentamente en la región, algunos residentes como Torres y su familia comenzaron a regresar a casa.
Pero los pueblos ahora, temen que la historia pueda repetirse una vez más. Mientras va en aumenta la violencia de los grupos armados en Colombia. Producto del desmoronamiento del proceso de paz del país.
«Todavía tenemos que cargar con el peso de todo lo que vivimos aquí, con este miedo», afirma Torres. «Tu vida no es segura en ninguna parte si está amenazado. No estás seguro en ninguna parte».
Cientos de personas regresaron a sus hogares a finales de 2003. Pero el estado afirmó que no podía garantizar su seguridad. Muchos sobrevivientes indicaron que parecía un lugar completamente nuevo.
«El día que volvimos a El Salado no pudimos encontrar nuestras casas. Debido a la yerba alta… no podíamos ver las casas». Algunos señalaron que regresaron «por amor a la tierra». Otros regresaron porque estaban excluidos de la sociedad.
Los paramilitares que perpetraron la masacre en el 2000, acusaron a muchos de los civiles que mataron de tener vínculos con sus oponentes, las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia, FARC.
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