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Protestas en las Galápagos contra EE.UU.

La disputa se originó cuando el gobierno permitiera operaciones militares norteamericanas

El archipiélago de las Islas Galápagos se encuentra en el centro de una disputa política entre conservacionistas en Ecuador después de que el gobierno aceptó permitir que aviones antinarcóticos estadounidenses, usaran una pista de aterrizaje en el delicado conjunto de islas que inspiraron la teoría de la evolución a Charles Darwin.

Desde principios de esta semana, decenas de personas se han manifestaron frente a la oficina principal del gobierno en Quito para protestar contra un plan que describieron como una amenaza al entorno único del sitio del patrimonio mundial y lo que se puede ver como un ataque a la soberanía de Ecuador.

Las islas Galápagos, a algo más de 900 kilómetros al oeste del continente sudamericano, son famosas por sus plantas y vida silvestre únicas y la Unesco describió el archipiélago, visitado por un cuarto de millón de turistas cada año, como un «museo viviente y un escaparate de la evolución».

Mientras conservacionistas del Ecuador crean un santuario marino de Galápagos para proteger a los tiburones, y guardar a sus especies únicas, el gobierno ecuatoriano de Lenín Moreno, se encarga de poner en riesgo a toda la zona.

El narcotráfico es un problema creciente en el ecuador y el ex jefe de la dirección general de aviación civil fue arrestado el domingo en relación con la incautación de más de una tonelada de cocaína en 2018, junto con un funcionario actual de la misma agencia, tres soldados y un oficial de policía en servicio activo.

El ministro de defensa de Ecuador, Oswaldo Jarrín, provocó indignación patriótica y ambiental la semana pasada cuando anunció que los aviones estadounidenses podrán usar la base aérea en la isla San Cristóbal y describieron a las islas como un «portaaviones natural».

Galápagos Protesta.
Hablando a la radio local, señaló que solo un avión de los EE.UU., un Lockheed P-3 Orión, se detendría en el aeropuerto de la isla todos los meses para repostar combustible o en situaciones de emergencia, y «no habrá una presencia permanente, no habrá una base», indicó el ministro.

«Las Galápagos se respetan y se cuidan, no son un portaaviones»

El ex presidente ecuatoriano, Rafael Correa, tuiteó: «Galápagos NO es un portaaviones para uso gringo, es una provincia ecuatoriana, patrimonio de la humanidad, patria».

Correa, otrora aliado cercano, pero ahora enemigo amargo de su sucesor, Lenín Moreno, acusó al gobierno de capitular ante la presión estadounidense, Correa cerró una base militar norteamericana en Manta en el año 2008, cambió la constitución para prohibir las bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano y en 2014 ordenó a todo el personal del departamento de defensa de los EE.UU., a abandonar el país.

Pero el ministro de relaciones exteriores de Ecuador, José Valencia, explicó que el argumento de Correa buscaba «distorsionar maliciosamente lo que era una cooperación internacional completamente legítima contra el narcotráfico».

Explicó que el avión estadounidense, especialmente equipado para rastrear embarcaciones pequeñas que podrían estar transportando drogas, pasaría por la base aérea una o dos veces al mes para repostar combustible o para hacer una parada de emergencia.

«El argumento de que tendría un impacto ambiental es totalmente falso», agregó Valencia, pues las islas reciben 252 vuelos turísticos cada mes y un total de 3 mil 097 en 2018, explicó.

«No hay ni habrá una base militar extranjera», afirmó Norman Wray, presidente del consejo gubernamental de Galápagos, en un comunicado la semana pasada.

Pero el gobernador de las islas admitió un acuerdo con los EE. UU., para mejorar la pista en el aeropuerto de San Cristóbal al tiempo que permitía el «reabastecimiento de combustible de dos aviones que monitorean las actividades ilegales en la extensa reserva marina», manifestó que el avión estadounidense controlaría el tráfico de drogas y la pesca ilegal, en particular de las flotas pesqueras extranjeras.

La semana pasada, los legisladores en Quito votaron para convocar a Jarrín y al ministro de medio ambiente, Marcelo Mata, para explicar el alcance de la cooperación con los estadounidenses en las islas, que se consideran una de las últimas zonas silvestres casi prístinas del planeta.

La diputada de la oposición, Brenda Flor, expresó que el archipiélago debe considerarse como un “laboratorio vivo y único que debemos proteger”.

Fuente
CNNBBC

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