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Migrantes sin nombre o muertos olvidados

El Río Grande es una de las tumbas más grande de la frontera de México

La mayoría de las tumbas en el cementerio de la ciudad fronteriza mexicana de Piedras Negras están bien cuidadas, las tumbas tienen lápidas o cruces de metal, con imágenes de Jesús y la Virgen de Guadalupe, y muchas están decoradas con matices de color de vívidas flores artificiales para adorar a los muertos, pero salpicado en medio de las tumbas, se ve la repentina y discordante visión de cruces de madera, se trata de miles de tumbas sin nombre de migrantes cuyos cuerpos no fueron identificados.

Sólo tienes algunas palabras garabateadas en español: «24 de abril de 2019, Hombre no identificado recuperado del Río Bravo a unos 300 metros del puente negro en el barrio de Morelos», son las tumbas de los pobres en el cementerio que este año se convirtió en el último lugar de descanso de último recurso para los migrantes que se ahogaron en el cercano río Grande

El río Grande que en México se conoce como el río Bravo, es de donde provienen la mayoría de los muertos que las autoridades mexicanas no pudieron identificar, y en una semana donde los ojos del mundo están mirando a la frontera entre los dos países y a medida que aumentaron los ahogamientos en el río traicionero, la administración de Trump sigue trabando las pedidas de asilo.

Los migrantes indocumentados intentaran cruzaran a norteamérica, para buscar asilo, trabajo o mejorar sus vidas, aunque muchos de ellos terminan en el cementerio de Piedras Negras luego de que los socorristas los sacaron muertos del agua.

Este es otro claro recordatorio de que, a principios de esta semana, las imágenes de un padre y su hija pequeña, Óscar Alberto Martínez Ramírez y Valeria, que se habían ahogado más al este e impactaron al mundo, están lejos de ser las únicas víctimas del caos y la desesperación que Trump ha mantenido y que precipitó en la frontera con sus políticas de línea dura.

Muchos mueren solos en varios puntos a lo largo de la frontera que divide a México de los estados de California, Arizona, Nuevo México y Texas, ya sea en el agua o en el desierto, y terminan apenas por rendir cuentas, afirma Mario Ávila Martínez quien administra el cementerio en Piedras Negras, llamado Villa de Fuente.

Muertos Migrantes.
La tumba de una persona que se ahogó en el río entre Piedras Negras, México y Eagle Pass, Texas, el 6 de noviembre de 2018, se presume que es un migrante que intenta cruzar ilegalmente hacia los Estados Unidos.

Los muertos migrantes no reclamaos descansan el sueño de los justos en cementerios a lo largo de la frontera

Ávila, explica que enterrar cuerpos no identificados en las tumbas de los pobres se ha convertido casi en una rutina, el año pasado, siete personas que casi seguramente intentaban migrar a los Estados Unidos, se ahogaron en el río y no pudieron ser identificadas y todas terminaron en su cementerio bajo un montículo de tierra endurecida por el sol caliente y con una cruz de madera más simple y sin pintar.

En lo que va del año, Ávila Martínez ha tenido que enterrar a tres personas ahogadas, todos ellos hombres, “es muy triste cuando no hay nadie aquí para reclamar el cuerpo y darle a su familiar un entierro adecuado, llevo 16 años administrando este cementerio y me he acostumbrado a enterrar a la gente, incluso a las personas sin nombre».

Ávila Martínez ofrece un entierro digno en tumbas individuales para quienes tienen la mala suerte de no poder cruzar el río hasta los Estados Unidos y cuyas familias probablemente nunca sabrán con certeza lo que les sucedió, “cuando pescan a alguien fuera del río, el fiscal toma fotos y también muestras de ADN, aproximadamente una semana después me traen el cuerpo al cementerio para su entierro».

La semana pasada, una familia hondureña logró descubrir que su pariente, Denis Arsenio Pineda Muñoz, de 23 años, había sido enterrado en la tumba de un pobre de Piedras Negras, su familia identificó su cuerpo con ropa y un tatuaje en su pierna, como se muestra en los informes de los medios de comunicación.

El ministerio de relaciones exteriores de Honduras autorizó los procedimientos de exhumación y repatriación y un funcionario del gobierno vino a Piedras Negras para acompañar el cadáver en casa.

Denis Pineda, finalmente recibió un entierro adecuado en Honduras y Martínez Ramírez y Valeria, el padre y la hija que perecieron en el Río Grande en Matamoros a principios de esta semana, al menos tendrán un funeral en El Salvador, rodeado de miembros de la familia.

Ávila Martínez explicó que “Óscar y Valeria tuvieron suerte porque un familiar cercano podía identificarlos, las personas que se ahogan en el río, y que tengo que enterrar, no llevan identificación y no tienen ningún pariente cerca, es triste, pero al menos puedo darles un entierro digno».

Los desconocidos bajo los montículos de tierra humedecidos por las recientes lluvias en el cementerio de Piedras Negras fueron enterrados en un ataúd de cartón o madera contrachapada delgada sin marcas y, a pesar de la profunda religiosidad de México, ninguna ceremonia de ningún tipo.

“Cada funeraria de la ciudad tiene que turnarse para preparar los cuerpos no identificados para el entierro, obviamente no hay nadie que cobre por sus servicios, «la ciudad de Piedras Negras paga los costos de enterrar a los desconocidos en el cementerio», comentó Ávila Martínez.

Los cuerpos ahogados están a menudo en un estado avanzado de descomposición cuando llegan al cementerio y los excavadores nunca abren los ataúdes, y cuando las palabras en las cruces de madera se desvanecen, los trabajadores del cementerio pintan de negro la punta de la cruz para que puedan identificar que la tumba tiene un cuerpo no identificado, en caso de que alguna vez deban ser desenterrados.

En la pieza de madera horizontal, pintan en la palabra española “Desconocido”, algunas de las cruces en el cementerio se habían arrodillado con el tiempo y estaban tendidas en el suelo y el césped empezaba a cubrirlas.

El cementerio se está llenando y sus tumbas se remontan a principios del siglo XX, pero las autoridades aprietan los cuerpos no identificados, cavando tumbas, donde pueden, aunque aún queda poco espacio, también hay pocas dudas de que habrá más tumbas de los pobres migrantes que deberán ser excavadas en los próximos meses.

Fuente
EnElCaminoNYTimes

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