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No te puedes morir: Colombia bloquea la eutanasia

Martha Sepúlveda, estaba feliz por la eutanasia, ahora está condenada a vivir

A las 7 de la mañana del 10 de octubre, Martha Sepúlveda, de 51 años, residente de la ciudad colombiana de Medellín, estaba programada para morir por eutanasia, y no podría haber estado más feliz. Luego de años de dolor intenso, habría encontrado una solución digna.

«Estoy mucho más tranquila desde que me autorizaron a hacerme la eutanasia», indicó Sepúlveda a una cadena de televisión colombiana. «Me río más y duermo mejor». Lo que mostró el alivio que implicaría el procedimiento para ella y su familia.

Diagnosticada en 2019 con esclerosis lateral amiotrófica, o ELA. Una enfermedad degenerativa que ya la hizo incapaz de caminar sola. Sepúlveda iba a ser la primera persona en ser sacrificada en Colombia sin un pronóstico de menos de seis meses de vida.

Aunque Colombia despenalizó la eutanasia en 1997 en casos de enfermedad terminal. Este es el primer procedimiento de este tipo que se aprobó en 2015. Hasta la fecha, a un total de 157 pacientes se les permitió poner fin a sus vidas de esa manera.

Eutanasia para Martha Sepúlveda.
A Martha Sepúlveda, a quien, no se le permite morir. En un país en el que aparentemente, está bien ser asesinado por el estado, pero sin voz y voto.

Aunque está mal la eutanasia, el negocio de matar continuará arraigado en Colombia

Este mes de julio, un fallo del tribunal constitucional del país extendió el derecho a morir por eutanasia. En este caso, a personas sin un pronóstico terminal inmediato. Solo cuando estuvieran afectadas por «un intenso sufrimiento físico o mental resultante de lesiones corporales o una enfermedad grave e incurable».

Para Sepúlveda, sin embargo, los sueños de muerte se desvanecieron el fin de semana. Cuando, Noticias Caracol transmitiera imágenes de ella celebrando y riendo cariñosamente con su hijo. Las autoridades sanitarias locales revirtieron la autorización de eutanasia en el último minuto.

El ahora conocido, instituto colombiano del dolor, o INCODOL, ya no consentiría realizar el procedimiento según lo programado. Sepúlveda, al parecer, estaba demasiado feliz para morir y, por lo tanto, debería estar condenado a un futuro de, bueno, dolor.

Hasta aquí llegó la esperanza expresada por Camila Jaramillo, una de las abogadas de Sepúlveda. De que Colombia podría ser un «país líder en términos de avances en muerte digna».

Sin embargo, Colombia fue durante mucho tiempo un líder en otros tipos de muerte. El conflicto armado de 57 años del país, al ejemplo, mató a más de 260 mil personas. O los falsos positivos, que timó la vida de almenos 6 mil cuatrocientos civiles.

Sólo para agrandar el número, se estima que 120 mil colombianos desaparecieron dentro de sus fronteras. Mientras, millones sufren y sucumben ante un sistema de salud que los deja morir antes de atenderlos mínimamente.

La mayoría de los asesinatos de civiles fueron llevados a cabo por formaciones paramilitares de derecha y por las fuerzas de seguridad del estado. Cuya violencia sirve tradicionalmente a los intereses del propio estado.

Fuente
SemanaClarinCNN

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