El paso entre norteamérica y México no se puede capturar en una foto
Bajo el extremo sol sobre la frontera entre México y Estados Unidos, una familia de migrantes de cinco miembros puede verse a la mitad del río, luchando contra una corriente de aguas crueles grises verdosas que amenaza con barrerlos, la pareja y sus tres hijos, están arriesgando sus vidas en el traicionero Río Grande que divide a México de Texas.
La sombría realidad de la crisis con los migrantes que se desarrolla en la frontera sur de Estados Unidos ha sido viralizada en las redes sociales, capturada en una fotografía que muestran los cuerpos sin vida de un padre salvadoreño y su hija, quienes se ahogaron cuando intentaban cruzar el Río Grande hacia Texas.
La foto fue tomada unas millas río abajo hacia el este de donde se observó a la otra familia en medio del cruce, esta semana la foto del padre y su pequeña hija de El Salvador que no lo lograron hacer orilla del lado norteamericano y se ahogaron juntos, eran vistos por la madre que esperaba su turno para cruzar, también desde el lado mexicano en México.
Ellos fueron tan sólo dos de las docenas de migrantes que se han ahogado en el río fronterizo este año con niños pequeños, y que han sido arrastrados desde debajo del agua por agentes fronterizos, aunque varis han sido resucitados.
Las imágenes, tomadas el lunes, muestran a Óscar Alberto Martínez Ramírez, de 26 años, y su hija Valeria, acostadas boca abajo en aguas poco profundas, el brazo de la niña de 23 meses se envuelve alrededor del cuello de su padre, lo que sugiere que ella se aferraba a él en sus últimos momentos.
Los migrantes se lanzan al peligroso cruce del río, huyendo del miedo y la violencia
La agencia de refugiados de la ONU comparó la fotografía con la imagen del niño sirio de tres años Alan Kurdi que se ahogó en la isla griega de Kos en 2015, aunque aún está por verse si tendrá el mismo impacto en el feroz debate sobre los migrantes en Estados Unidos.
Sus cuerpos fueron descubiertos en la orilla del río cerca de Matamoros, México, frente a Brownsville, Texas, a solo 1 km de un puente internacional, según Julia Le Duc, reportera de La Jornada, Martínez Ramírez había llegado a Matamoros el domingo, con la esperanza de solicitar asilo a las autoridades estadounidenses con su esposa, Vanessa Ávalos, y su hija.
Pero cuando se dio cuenta de que podían pasar semanas antes de que pudieran comenzar el proceso de asilo, Martínez decidió que debían nadar, indicó Le Duc, quien presenció a Ávalos dar su cuenta a la policía.
“Primero cruzó con la niña y la dejó en el lado estadounidense. Luego se volvió para buscar a su esposa, pero la niña se metió en el agua detrás de él. Cuando fue a salvarla, la corriente los tomó a ambos», comentó la periodista.
La imagen subraya los peligros que enfrentan en su mayoría los migrantes centroamericanos en sus intentos por escapar de la violencia, la corrupción y la pobreza en el hogar y encontrar asilo en los Estados Unidos.
Como parte de una represión más amplia contra la migración, la administración de Trump ajustó el sistema de asilo del país, creando una creciente acumulación de casos, los migrantes se ven obligados habitualmente a esperar meses para iniciar el proceso de asilo; los que se desesperan por esperar recurren a rutas más remotas y peligrosas a través de la frontera norte de México.
El domingo, dos bebés, un niño y una mujer fueron encontrados muertos después de sucumbir al agotamiento por calor en el parque Anzaldúa, que limita con el río en la ciudad de Misión.
En otros lugares, tres niños y una mujer migrantes de Honduras murieron en abril después de que su balsa se volcase en el Río Bravo, y un niño de seis años de la India fue encontrado muerto a principios de este mes en Arizona, donde las temperaturas generalmente se elevan muy por encima de los 100 grados centígrados.
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