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El camino por el que escapan de Venezuela

Muchos venezolanos que huyen de la crisis lo hacen a pie por kilómetros y kilómetros

Como los caminantes, se conoce a los millones de venezolanos, que recorren las carreteras sudamericanas, cruzan páramos y cadenas montañosas donde las temperaturas bajan a cero y se mueven a través de tierras áridas donde las temperaturas se elevan a 40 grados, todos escapan de la crisis por cualquier medio, pero muchos lo hacen a pie.

La inestabilidad política, el colapso económico y la creciente inseguridad en Venezuela han desencadenado la fuga de casi 4,5 millones de personas de su país de origen en los últimos años de los que escapan, cuatro de cada cinco han permanecido en países de América del Sur y el Caribe, donde la disponibilidad de servicios de trabajo, atención médica y educación ofrecen la oportunidad de forjar un futuro más brillante.

De ellos muchos son jornaleros, enfermeras, maestros, comerciantes, pero otros tantos son ingenieros, abogados, periodistas y atletas, algunos viajan con sus familias, con poco dinero en efectivo, esperan poder enviar dinero a sus familiares en Venezuela, donde el costo de vida se ha descontrolado y el salario de un mes no comprará más que una bolsa de arroz.

El movimiento de los venezolanos fuera de su país representa una de las crisis de desplazamiento de más rápido crecimiento en el mundo y la más severa en la historia moderna de América Latina, una emergencia humanitaria que se extiende miles de kilómetros en varios países, desde las tierras bajas de Colombia y las calles escasamente pobladas, hasta las ciudades más grandes de Ecuador, Perú y Chile, y más allá.

Los gobiernos y las agencias humanitarias que responden a la crisis ven que el número de salidas continúa sin cesar, por lo que, la organización internacional para las migraciones y el alto comisionado de la ONU para los refugiados, estiman que otros dos millones de venezolanos se irán para fines de 2020 si las salidas continúan como lo han hecho durante los últimos dos años.

Escapan a Pie.
Los venezolanos en movimiento deben confiar principalmente en sus propios recursos, capacidad de recuperación y la esperanza de un mejor futuro, los que logran salir de Venezuela, escapan de la crisis, pero no se liberan de los sacrificios.

Escapan de Venezuela y pasan penurias en busca de un futuro y una esperanza

Muchos de los que escapan poseen los recursos para viajar en avión, tierra o mar, pero muchos no tienen más remedio que caminar durante días con sus posesiones más valiosas, confiando en la generosidad de los extraños.

Los caminantes se ven obligados a viajar a través de trochas, caminos verdes, cruces fronterizos informales y peligrosos a través de ríos y selvas, pasando las noches bajo puentes, a campos abiertos o, a veces, en refugios establecidos a lo largo de la ruta.

Los centros de tránsito administrados por organizaciones humanitarias o eclesiásticas ofrecen a los venezolanos un respiro en medio de las rutas por las que escapan: la posibilidad de un chequeo médico, una comida caliente, algo de ropa, una conexión a internet y una sesión de asesoramiento.

Aunque algunos países, incluido Colombia, han mantenido en gran medida políticas de puertas abiertas, otros, como Ecuador, Chile y Perú, han establecido recientemente restricciones para los venezolanos que desean ingresar al país, muchos venezolanos se benefician de los servicios sociales, a pesar de la creciente presión que sus necesidades imponen sobre los recursos ya limitados de otras naciones.

En este momento, según cifras oficiales, hay 1,2 millones de migrantes venezolanos en Colombia, 700 mil en Perú, 265 mil en Chile, 220 mil en Ecuador y 130 mil en Argentina, en Curazao hay 26 mil venezolanos, lo que representa el 15% de la población, y en Aruba hay 16 mil venezolanos, el 10% de la población de esta isla.

El horizonte que afronta Colombia es el más preocupante, el canciller Carlos Holmes Trujillo, ha estimado que para el 2021 pudiesen llegar más 4 millones de migrantes los que entran actualmente a Colombia y aunque este no es el único país afectado, los demás países de la región no enfrentan un futuro tan incierto.

Fuente
Semana

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