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Familia colombiana recibe el “regalo más grande de todos”

Tras más de dos años, Juan Camilo Jiménez, celebró su liberación, como un regalo navideño, gracias a la gestión humanitaria

Tras más de dos años de angustia e incertidumbre, la familia de Juan Camilo Jiménez, un ingeniero civil que fue secuestrado por el ELN en 2021, celebró su liberación, como un regalo navideño, el pasado 24 de diciembre, gracias a la gestión humanitaria de la Iglesia Católica y la Defensoría del Pueblo

Un secuestro que conmovió al país

Juan Camilo Jiménez, de 32 años, era un ingeniero civil que trabajaba en la construcción de una carretera en el departamento de Arauca, una zona fronteriza con Venezuela y afectada por el conflicto armado. El 3 de octubre de 2021, cuando se dirigía a su lugar de trabajo, fue interceptado por un grupo de hombres armados, que lo obligaron a bajarse de su vehículo y se lo llevaron con rumbo desconocido. Los secuestradores resultaron ser miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la guerrilla más antigua y activa de Colombia, que lo retuvieron como un “prisionero de guerra” y exigieron su canje por guerrilleros presos.

El secuestro de Juan Camilo Jiménez conmovió al país, y generó una ola de solidaridad y de reclamo por su libertad. Su familia, compuesta por sus padres, sus tres hermanos y su esposa, inició una campaña en redes sociales, con el hashtag #LiberenAJuanCamilo, para exigir su pronta liberación y para denunciar las condiciones inhumanas en las que se encontraba. Su esposa, María Fernanda González, quien estaba embarazada de cuatro meses cuando ocurrió el secuestro, tuvo que afrontar el nacimiento y el cuidado de su hijo, Juan Pablo, sin la presencia y el apoyo de su esposo.

Un regalo inesperado.
Los secuestros son «extremadamente poderosos para silenciar a la población porque se crea una atmósfera de miedo y de conformidad».

Una liberación que fue un regalo y un milagro de Navidad

Tras más de dos años de secuestro, y luego de varios intentos fallidos de negociación, la familia de Juan Camilo Jiménez recibió el pasado 24 de diciembre el “regalo más grande de todos”: su liberación. La gestión humanitaria estuvo a cargo de la Iglesia Católica y la Defensoría del Pueblo, que lograron acordar con el ELN las condiciones y el protocolo para la entrega del secuestrado. El operativo se realizó en una zona rural del municipio de Fortul, en Arauca, donde una comisión conformada por el obispo de Arauca, monseñor Jaime Muñoz, el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, y dos delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), recibieron a Juan Camilo Jiménez de manos de sus captores.

La liberación de Juan Camilo Jiménez fue celebrada como un milagro de Navidad, tanto por su familia como por el país. Luis Eduardo, padre de Jiménez, expresó su alegría y su agradecimiento a Dios, a la Iglesia, a la Defensoría. En especial, a todas las personas que los apoyaron durante el calvario. Su esposa, María Fernanda González, dijo que fue el mejor regalo que pudo recibir. Ahora espera, que su esposo pueda recuperar el tiempo perdido con su hijo, que ya tiene casi dos años y medio. Su hijo, Juan Pablo, pudo conocer y abrazar por primera vez a su padre, en un emotivo encuentro que se viralizó en redes sociales.

Un desafío para la paz total de Petro

La liberación de Juan Camilo Jiménez fue un hecho que generó esperanza y alivio. Y, también reflexión y cuestionamiento, sobre la situación de los secuestros y el conflicto armado en Colombia. La Fundación País Libre, es una organización que defiende los derechos de las víctimas del secuestro. Esta afirma, que 2023 registró 156 casos de secuestro en el país. Un aumento del 23% con respecto al año anterior. El ELN es el principal responsable de estos hechos, con 68 casos, seguido por grupos criminales, con 55, y disidencias de las FARC, con 18.

El estupro es un delito que afecta la dignidad, la libertad y la vida de las personas. Y, que tiene un impacto profundo y duradero en las víctimas y sus familias. También un obstáculo para la paz y la reconciliación, que exige el fin de esta práctica y el respeto de los derechos humanos. El secuestro es, finalmente, un desafío para la sociedad y el Estado. Es este el que debe garantizar la protección y la asistencia a las víctimas, y la prevención y la sanción a los responsables.

Fuente
AljazeeraFrance24Las2orillas

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