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Hispanidad: contradicción y genocidio

Mucho se habló hoy de la hispanidad, la intolerancia y la verdad histórica

Lejos de dirigir los disparos hacia la realidad histórica, hoy Cristóbal Colón y su estatua personifican el dilema de la larga sombra que arroja sobre la hispanidad, la exploración del continente americano y la intolerancia.

Se sabe que es injusto y un error, juzgar a personajes históricos en términos actuales. Más, sin embargo, el juicio histórico es prácticamente todo lo que la modernidad ofrece para medir la acción humana.

Hoy la hispanidad, el día de la raza y el descubrimiento de América, son el tema de la disyuntiva. Mucho más allá de los errores históricos cometidos, por la iglesia, o los conquistadores. América se vio de frente con su historia.

A la pregunta: ¿Se debe celebrar o rechazar a Colón? ¿Debe ser admirado o debe ser condenado o «cancelado» como un violento conquistador europeo que llevó el colonialismo y la superioridad blanca a nuevas alturas?

Hay que responder, que Las huestes españolas y los que enarbolando la hispanidad llegaron a américa, degradaron y destruyeron las culturas indígenas. Hoy su legado es una larga historia de devastación, esclavitud y muerte.

Hispanidad o Genocidio.
Fray Bernardino Sahagún enunció: Esto a la letra ha acontecido a estos indios, con los españoles, pues fueron tan atropellados y destruidos ellos y todas sus cosas, que ninguna apariencia les quedó de lo que eran antes.

La hispanidad en esos términos, no puede ser conmemorada

Durante algo más de 5 siglos, se miró la invasión a América, perpetrada por España y el resto de Europa, como una gran hazaña. Colón, Pizarro Almagro, Cabeza de Vaca o Cortés, se edificaron como grandes héroes, pero no lo fueron entonces y no lo son ahora, y mucho menos para los americanos.

Para agravar aún más el dilema de la hispanidad. Su existencia, significa más que la historia, un símbolo de orgullo étnico para los españoles, un grupo de inmigrantes que fueron disminuidos, degradados y marginados al inmigrar a este continente a principios del siglo XX.

El día de la raza en Norteamérica, nació en 1891, en respuesta al linchamiento de 11 italianos en Nueva Orleans, el linchamiento masivo más grande en el sur de Estados Unidos. Los linchados eran «culpables» sólo de ser inmigrantes de la clase trabajadora.

Fueron asesinados sólo porque eran vistos por otros estadounidenses como salvajes de piel aceitunada y criminales natos, temidos por estar más en deuda con el Papa que con el país.

Esta historia de discriminación y degradación no pasó desapercibida para los americanos. El nombre “Día de la Raza”, simboliza, la aceptación cultural plena. Por ello, también se le denomina de día de la resistencia indígena, de la diversidad cultural o de la inclusión cultural.

Pero no por los logros de la hispanidad, que sólo encontró un nuevo continente que arrasar, saquear y esclavizar. Sino más acertadamente, como conmemoración de lo que no se debe hacer en esos casos y de los errores cometidos en nombre de la civilización y la cristiandad.

Esa historia que es muy difícil de olvidar, pero errar es de humanos

El razonamiento detrás de la colonización y la hispanidad era que los indígenas eran vasallos racionales, que podían ser abrazados por el cristianismo. Y por lo tanto, debían ser protegidos y bien tratados, aunque cuidadosamente reclutados para servir a los intereses del Imperio español.

A pesar de ello, testigos presenciales y estudios realizados sobre la cuestión india desde principios del siglo XVI encontraron que la política de preservación y explotación, gradualmente se volvió extremadamente destructiva.

Y sí, por eso no es el día de Colón, Pizarro Almagro, Cabeza de Vaca o Cortés, pues a ellos si se les debe llamar genocidas. Porque esa invasión, desató consecuencias dañinas.

El objetivo de la fiabilidad histórica de la controversia, es sobre la afirmación de lo que en realidad ocurrió. Cómo se desvirtuó el enfoque del cuidado manifestado de la Corona española hacia los indios.

Y sí, también hay que pedir disculpas, porque es sensato, es civilizado y demuestra el avance ideológico y la misericordia. La iglesia ya dio el paso y todos la aplaudieron. No se trata de doblar las rodillas, ni se trata de que el idioma español, no es mejor ni peor que el Quechua o el Mapuche.

Se trata de que el espolio, el pillaje y la imposición cultural, no traen la civilización. Sobre todo, si es con el precio de al menos dos continentes arrasados, en el nombre de ella y de la hispanidad.

Fuente
ABCASEuroNewsNPR

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