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Gobierno de Peña Nieto acabó con el sueldo de los más necesitados

Los mexicanos han visto caer su poder adquisitivo en los últimos seis años a un tercio de lo que valía

Aunque existen parámetros internacionales a través de los cuales se puede plantear lo que debiese ser el sueldo mínimo ideal y la posibilidad de la adquisición a través de este de la canasta básica, el desconocimiento de esta evidencia científica en México, plantea una disparidad del actual salario mínimo, que más que acompasar a los más desprotegidos, produce pobreza en esas personas que trabajan tiempo completo, esta situación que es patente en México, nos aleja en estatus del mundo desarrollado, en donde caen en pobreza quienes no tienen trabajo o trabajan pocas horas.

Al comienzo del sexenio de Peña Nieto, en 2013, el salario mínimo era de 64.76 pesos y la canasta Alimenticia tenía un precio de 171.86 pesos y según el registro de precios en México de finales de 2016, el salario mínimo, para esa fecha, era de 73.04 pesos, y la canasta para una familia de hasta dos adultos y dos menores, tenía un costo acumulado de 218.06 pesos por día, lo que implicaba que, un trabajador que gane el mínimo sólo podía comprar un 33% de los alimentos básicos necesarios.

Apreciativamente, en términos teóricos el aumento de 12.8% en el salario mínimo, ha incidido en los precios, lo que genera un incremento en el índice inflacionario, que para el cierre del 2016 pasaba del 26.9%, la cruda realidad, es que, con más sueldo, alcanza para menos y es que en sólo en los últimos tres años se ha perdido el 11.11% del poder adquisitivo del salario en toda la república.

Lo que representa un estándar en casi toda la américa latina, donde ningún sueldo mínimo, alcanza a cubrir la canasta básica y en la medida que los sueldos se siguen aumentando, en mayor medida se incrementa la disparidad y disminuye la capacidad de compra, en México en 1990, el salario mínimo era suficiente para comprar la canasta alimenticia recomendable, pero para el final del gobierno de Peña Nieto esa disparidad ha aumentado de tal manera, que el salario apena cubre un tercio de la misma.

Canasta Alimentaria.
La canasta básica, son un conjunto de bienes y servicios indispensables para que una persona pueda cubrir sus necesidades básicas mediante uso de su ingreso.

La canasta ha aumentado 58 veces en los últimos 30 años

Según se puede ver en las estadísticas nacionales, el ingreso de las familias mexicanas ha aumentado, según el salario mínimo, hasta 1 mil 129% desde 1987 y, por ende, en las últimas tres décadas la canasta alimenticia ha tenido un aumento de 5 mil 800%, pero no es sólo que cuesta 58 veces más de lo que costaba hace treinta años, pero es la divergencia que mantiene el sueldo con la canasta se denota en que 1987 se podía acceder a 1.5 canastas alimenticias con un sueldo mínimo, que actualmente representa el 0.33% de la misma.

Como han vaticinado los teóricos económicos, el debate sobre el salario en nuestro país, no debe asumir la experiencia internacional, pero sí necesita superar prejuicios y falacias, que no por reiteradas y frecuentes dejan de serlo, ya que, en muchos países desarrollados como Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos, e incluso como Uruguay en nuestra región, las expectativas sobre los aumentos en los sueldos, tienen efectos económicos y sociales positivos.

Pero esto no es una medida en sí, más bien es una apreciación subjetiva del hecho, por que subir el salario mínimo de manera gradual y adecuada, debe generar un efecto positivo sobre la productividad y la formalidad, pero esto no es una máxima económica y nunca debe darse por explicita, puesto que las condiciones económicas de cada país, implica peculiaridades que exacerban las estadísticas.

La reducción de la rotación de personal, la incrementación del aparato productivo e incluso, el desarrollo de la industria a través de inversiones extranjeras, fortalece el mercado interno y contribuye al crecimiento económico y esa debe ser la medida del desarrollo, claro está, en función del bienestar de los ciudadanos y no a costa de ellos.

Pero es que, en casi todos los países de la américa, el salario mínimo es un instrumento de política económica redistributiva, aunque más bien proselitista, ya que sin estudio previo que pueda influir directamente en un plan colectivo y federal de desarrollo, donde pueda producir como resultado una reducción de la pobreza y mejora del bienestar de trabajadores de bajos ingresos, sólo se queda en el aumento de las unidades monetaria recibidas, sin algún marco de referencia económica real.

Finalmente es mentira que el aumento del salario, incrementó el poder adquisitivo de los mexicanos en estos seis años de gobierno de Enrique Peña Nieto, ya que el gobierno federal ha utilizado porcentajes distintos para presumir ese incremento, pesando los números redondos del incremento, pero sin referirlos al índice inflacionario, por lo cual a más inflación el salario se deteriora, aunque los aumentos sean porcentualmente mayores, su incidencia en la compra de insumos, va teniendo menos imperio.

Es por eso, por lo cual, aunque el presidente Peña Nieto, se jacte de haber realizado los mejores aumentos del salario mínimo de los últimos 30 o 40 años, el desconocer la evidencia científica internacional, produce más pobreza para personas que trabajan tiempo completo y abre mucho más la brecha de disconformidad, lo que en suma nos trajo a López Obrador a la presidencia.

Fuente
La Economía

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