Funcionarios, ONGs e iglesias están luchando para encontrar refugio a los migrantes
El fracaso de las autoridades de norteamericanas tratando de mantenerse al día contra el marcado aumento de familias centroamericanas solicitantes de asilo en la frontera México-estadounidense, ha dejado a El Paso en manos de organismos de ayuda humanitaria, iglesias y gobierno de la ciudad para responder.
Después de un repentino aumento en las llegadas, los migrantes han sido hacinados en hoteles, iglesias y aún hubo lugar debajo de un puente detrás de una cerca metálica, mientras se procesan sus solicitudes de asilo.
Las escenas caóticas en El Paso son el resultado de una crisis regional en la que un número creciente de familias centroamericanas huyen de la violencia, la corrupción y la pobreza, sólo para venir y encontrar los esfuerzos de un organismo de migración fallida y la más intolerante política entre México y Estados Unidos.
El éxodo ha ganado sólo ritmo en los últimos meses, el año pasado, los temores sobre la llegada a la frontera cayeron a mínimos históricos, pero en febrero CBP anunció que más de 76 mil personas fueron aprehendidas o buscaron asilo en la frontera sur de norteamérica, el número más alto en una década.
El grupo de vigilancia del DHS señaló que las aprehensiones de familias en la frontera habían estado aumentando constantemente desde 2012, «nada es perfecto, pero hemos visto que las políticas de Trump de los dos últimos años no sólo han fracasado, nos han llevado a problemas más serios,» comentó Yu Jaddou, director de DHS Watch, en un comunicado.
Autoridades en ciudades fronterizas de Estados Unidos han luchado para hacer frente a la aglomeración de familias y menores no acompañados, debido a que existen límites en la edad y el tiempo en que los niños puede ser mantenidos en detención, la mayoría de las familias ahora está siendo liberada para hacer valer sus derechos en tribunales de inmigración, un proceso que puede tomar años.
Marissa Núñez, una coordinadora de voluntarios en el centro de defensa de inmigrantes de las Américas, afirmó que los refugios en El Paso han sido abrumados y que algunos migrantes han sido transportados a refugios cerca de 500 kilómetros en Nuevo México.
La frontera entre los países del norte de américa se llena cada día de más y más gente
«Estos últimos par de semanas definitivamente ha habido un aumento enorme, enorme de personas,» indicó Núñez.
Pero los defensores que se encargan de encontrar refugio y representación legal para miles de migrantes explican que la respuesta de emergencia no será sostenible a largo plazo.
En una reunión en el ayuntamiento de El Paso cerca de la frontera a principios de esta semana, Rubén García, director ejecutivo de casa de la anunciación del Paso, comentó que: «la casa de la Anunciación en los últimos cuatro o cinco meses ha pagado sobre 1 millones de dólares en hoteles, no vamos a ser capaces de sostenerlo».
Y nada indica que el éxodo masivo es probable que termine pronto, la mayoría de la actual ola de inmigrantes provienen de tres pequeños países de América Central, El Salvador, Guatemala y Honduras, donde la migración es impulsada por una mezcla tóxica de violencia, pobreza, inseguridad alimentaria, cambio climático, inestabilidad política y corrupción.
La violencia perpetrada por los traficantes de drogas, pandillas y las fuerzas de seguridad del estado han hecho de esta región, conocida como el triángulo del norte, el lugar más peligroso del mundo fuera de una zona de guerra oficial.
El comisionado de aduanas y protección fronteriza, CBP, Kevin McAleenan, indicó que se espera que el número de recién llegados en marzo pueda llegar a 100 mil, incluyendo a 55 mil familia, completas, «el sistema de inmigración está en el punto de ruptura».
