El gobierno federal anunció un plan de recuperación y reconstrucción para Acapulco, tras el paso del huracán Otis, que dejó graves daños en la infraestructura y la economía del puerto. Sin embargo, el plan ha generado desconfianza y críticas por parte del sector privado y la sociedad civil, que lo consideran insuficiente, tardío e ineficaz.
El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó el pasado 1 de noviembre el plan de recuperación y reconstrucción para Acapulco, que contempla una inversión de 61 mil 313 millones de pesos, distribuidos en 20 acciones que incluyen apoyos sociales, económicos y de infraestructura.
El plan busca reactivar la zona y brindar asistencia a las familias damnificadas por el huracán Otis, que azotó el puerto el 25 de octubre, causando al menos 50 muertos, decenas de desaparecidos, miles de viviendas afectadas y severas pérdidas para el sector turístico.
Sin embargo, el plan ha sido recibido con escepticismo y rechazo por parte de diversos actores, que lo han calificado de insuficiente, tardío e ineficaz. Entre ellos se encuentran los empresarios locales, que han denunciado que el plan no atiende las necesidades reales del sector, que requiere de créditos blandos, incentivos fiscales y apoyo técnico para la reconstrucción de los hoteles y negocios afectados.
Un plan ambicioso, pero irreal y toso un desafío para la 4T
También se han manifestado en contra del plan las organizaciones sociales y civiles, que han señalado que el plan no garantiza la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana en la gestión de los recursos. Asimismo, critican que el plan no contempla una estrategia integral de prevención y mitigación de riesgos, que evite que se repitan los desastres provocados por la deforestación, la urbanización desordenada y el cambio climático.
El plan de la 4T para Acapulco representa un desafío para el gobierno federal, que debe demostrar su incapacidad de respuesta y coordinación ante una emergencia de gran magnitud. Además, debe enfrentar la desconfianza y el descontento de una parte de la población, que no ve reflejados sus intereses y demandas en el plan.
Para lograr una recuperación efectiva y sostenible de Acapulco, el gobierno federal deberá escuchar y atender las voces críticas. Además de establecer mecanismos de diálogo y colaboración con el sector privado y la sociedad civil. Asimismo, deberá garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana en la ejecución del plan. Adoptando medidas de prevención y mitigación de riesgos, que protejan el medio ambiente y la vida de las personas. Una cosa que la 4T desconoce.