Se prepara la 44° cumbre del G7, que se realizará a partir de este viernes en Quebec, Canadá, entre la tensión suscitada la reciente retirada de EE.UU. del acuerdo de París, el acuerdo nuclear iraní y la intimación a través de aranceles al aluminio y el acero que el presidente norteamericano ha impuesto hace menos de una semana, los líderes del G7 se reunirán en una cumbre que marca la peor división que ha encontrado la asociación en sus 42 años de historia, todo debido al “bulling diplomático” que ha efectuado Donald Trump, que podría desencadenar la más cruenta guerra comercial global desde la segunda guerra mundial.
En un extraño intento por hacer renacer el aparato industrial estadounidense, Trump implementado enérgicos impuestos a las importaciones de acero y aluminio que incluyen los envíos provenientes de sus aliados comerciales en el G7 como Canadá, Japón y la comunidad europea.
Esta política reciente ha aislado esquemáticamente a la economía norteamericana y ha sido criticada por Emanuel Macron, presidente francés, en su reciente viaje a Washington, la impostura del gobierno estadounidense a puesto en el fuego las relaciones de un lado y otro del Atlántico, Macron, quien mantiene una estrecha relación personal con Trump, ha intentado persuadir a su homólogo norteamericano, que por demás han sido «contraproducentes para EE.UU.» y en igual medida para Europa, y en común acuerdo «resolver esta tensión».
Alianza G6+1 o todos contra Estados Unidos
El mandatario norteamericano, en lugar de bajar el tono de su diatriba, ha intimado a sus asociados, amenazándoles con esgrimir leyes de seguridad nacional como contramedida en contra de las importaciones de automóviles y a pesar de las constantes llamadas al dialogo de los integrantes del G7, ha tomado la resolución de retirarse de acuerdos ambientales y de un pacto internacional para evitar que Irán logre construir armas nucleares.
“Tal vez al presidente estadounidense no le afecta estar aislado hoy, pero no nos importa ser seis, si llegase a ser necesario”, explicó Macron, “porque estos seis representan valores, representan un mercado económico y, más que nada, representan una fuerza real a nivel internacional en la actualidad”, firmó.
Macron ha buscado la conciliación de todas las maneras posibles y en función de la relación de amistad que lo une con el administrador de la Casa Blanca, ha pedido a sus homólogos de Reino Unido, Canadá, Alemania, Italia y Japón, la prerrogativa de seguir siendo “corteses” y fructíferos, aunque ha prevenido que, “ningún líder es para siempre”, que es sin duda una muestra de la posición de Europa frente al presidente norteamericano.
Por su parte el premier canadiense, Justin Trudeau, ha vaticinado que esperan unas “discusiones fuertes” sobre economía, aunque otros asociados del G7, como Japón e Italia, se presentan menos inclinados a entrar en conflicto con la federación norteamericana.
Trump, quien se reunirá hoy con los líderes de la coalición en la reunión en Charlevoix, Quebec, está presto a presentar batalla contra las opiniones no coincidentes de los otros líderes mundiales pertenecientes al G7, y cuyas opiniones no están alineadas con las suyas en temas como el comercio o medio ambiente, con su decisión del acuerdo contra Irán, e incluso con la mudanza de la embajada estadounidense a Jerusalén.
El republicano ha manifestado a través de su cuenta de Twitter en una nota dirigida en forma directa a sus similares, afirmando que estos ya están aplicando “aranceles considerables” a mercancías y productos norteamericanos y que han establecido otras barricadas comerciales. “Espero verlos mañana”, escribió ayer Donald Trump con referencia a la cumbre del G7.
