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La crisis no deja a las escuelas indemnes

Las instituciones venezolanas muestran los detrimentos de la crisis

Escuelas de toda Venezuela se encuentran en una situación desesperada mientras los maestros abandonan la profesión o se escapan del país en medio de una de las peores recesiones económicas de la historia moderna, hay más de 1 millón de alumnos en las escuelas básica, 4 millones en la educación secundaria y unos 671 mil en la universitaria al menos en la última estadística registrada, todos ellos, sin electricidad, sin implementos, sin mesas y sin sillas y sin planteles.

Las ventanas carecen de vidrio, los inodoros han perdido sus lavamanos y puertas metálicas de las aulas, han sido saqueadas por ladrones, permitiendo a animales callejeros colonizar varios de los espacios los directores de las escuelas han sido condenados a la oscuridad, con marañas de cables colgados de los techos, mientras las sombrías escuelas son vigiladas por los retratos, estatuas y murales de el héroe de liberación de América del Sur Simón Bolívar y hasta por el expresidente Chávez.

«Es cierto, nos enfrentamos a una situación bastante difícil», expresó la directora de un instituto Jetsica Benavides, mientras los padres lívidos se apelmazaban fuera de su puerta, en la sala de personal de al lado el estado de ánimo era igual de sombrío entre los maestros que, afirman que, carecían incluso de algo para escribir.

«Todo lo que tenemos es el personal administrativo, profesores, y paredes», se quejó. «Eso es todo. Nada más”, la escuela José Eduardo Sánchez Afanador en El Palmar, un pintoresco pueblo rural a 12 horas en coche de la capital de Venezuela, Caracas, está lejos de ser una aberración.

Más bien, es el ejemplo perfecto de un sistema de educación pública moldeador, paralizado por el colapso económico de Venezuela, los 25 mil 835 planteles y unidades educativas de esta nación sudamericana, una vez rica en petróleo, están en una situación igualmente grave a medida que los maestros pauperizados, abandonan su profesión o emigran en medio la mayor crisis económica de la historia moderna de Venezuela.

Muchos maestros, profesores y tutores, dejan atrás a los alumnos tan desnutridos que, se desmayan durante la clase o no aparecen; escuelas tan descuidadas que a menudo carecen de agua, electricidad e incluso de techos; y las vidas de los jóvenes puestos en peligro por la desintegración social, de lo que una vez fue uno de los mejores sistemas de educación pública de América Latina.

Escuelas Venezuela.
Los escolares no asisten a las escuelas por falta de materiales tan básicos como cuadernos, lápices y libros, sumados a la falta de alimentos, energía, agua y transporte, pero en contraste el ministro de comercio, William Contreras, aseguró que el gobierno garantizaría la entrega del kit escolar a cuatro millones de niños de educación inicial y básica, aunque estos nunca llegaron a destino.

Escuelas destruidas, ausentismo laboral y deserción de niños hambrientos, son las diarias estampas de la educación venezolana

«Estamos en el subsuelo. Es una catástrofe total», indicó Olga Ramos, experta y activista del proyecto del observatorio venezolano de educación. Ramos trazó las raíces de la crisis mucho antes de que comenzara la actual crisis económica en 2013 y explicó que, la implacable politización del ministerio de educación de Venezuela durante la revolución bolivariana de Hugo Chávez había confiado la escolarización a sicofantes y no a especialistas.

Los activistas afirman que hasta 120 mil profesores han dejado la profesión en los últimos años, después de que la hiperinflación dejara sus salarios sin valor alguno, Doris Guzmán, líder sindical de maestros en el estado de Bolívar, comentó que, muchos maestros encontraron más rentable trabajar como buhoneros que dar clase.

Otros se están uniendo a la fiebre del oro que actualmente se apodera de ese estado o de un éxodo histórico que ya ha robado a Venezuela a más de 4 millones de sus ciudadanos, Guzmán señaló que, los que permanecieron se enfrentaban a una batalla diaria por la supervivencia; pasar horas esperando a que el transporte público los lleve a clase o vendiendo de ropa en los mercados de pulgas conocidos como peroleros con el fin de comer.

Mientras desde Caracas, el gobierno socialista de Venezuela niega que sus escuelas estén en crisis, «Venezuela sigue siendo un punto de referencia en la educación», afirmó el ministro de educación, Aristóbulo Istúriz, el mes pasado, golpeando lo que llamó un complot extranjero para «destruir» los logros sociales de la revolución bolivariana.

El gobierno de hecho, ha sugerido que, los padres deberían asumir parte de la culpa, «todos compartimos la responsabilidad de esta situación… Si la comunidad sintiera que la escuela era parte de ella, se encargaría de ella», muchos incluso, «Son totalmente optimistas» y pasan de admitir que, ya que las escuelas no tienen recursos, para poner fin a sus crisis a medio y largo plazo y las explicaciones o arengas no podrán aplacar a los padres, ni devolver la normalidad a las escuelas.

Fuente
UnicefVTVSputnik

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