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Un nuevo ministro y una tarea titánica

El próximo ministro de Defensa de Colombia enfrenta «una pelea infernal»

Iván Velásquez se hizo un nombre por primera vez como fiscal en Medellín en la década de 1990. Cuando se negó a aceptar un maletín de dinero de Pablo Escobar para abandonar las investigaciones sobre la vida de lujo del narcotraficante en prisión. Ahora será el ministro de defensa de Petro.

Ganó prominencia al investigar los vínculos entre las fuerzas paramilitares colombianas, los políticos y la comunidad empresarial en el apogeo de la guerra civil. El trabajo anterior, del ahora ministro, finalmente llevó a la condena de más de 60 políticos, incluido el primo del ex presidente Álvaro Uribe.

No es ajeno al riesgo personal y a las amenazas. El novel ministro de defensa, durante una investigación histórica sobre los vínculos financieros entre empresarios de Antioquia y paramilitares, vio morir a 14 investigadores.

El 7 de agosto, Velásquez se convertirá en ministro de defensa en la administración del presidente electo Gustavo Petro. Asumirá el cargo en medio de una serie de desafíos de seguridad. Entre ellos, el aumento de la violencia en las zonas rurales y el récord de producción de coca y grupos armados criminales.

Nuevo Ministro, nuevos desafíos.
El ministro Velásquez expresó su apoyo al plan de Petro de poner a la policía, a depender del control civil y no del comando militar como parte del ministerio de defensa.

El nuevo ministro, es un poderoso mensaje de Petro en contra de la impunidad y la corrupción

Petro, quien se convertirá en el primer presidente izquierdista en la historia moderna de Colombia, prometió en la campaña reformar significativamente las fuerzas policiales y militares. El nombramiento de Velásquez, que también trabajó como el principal funcionario de las Naciones Unidas en la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, envía un poderoso mensaje de que tiene la intención de seguir adelante.

El nombramiento provocó duras críticas de los críticos de Petro. Estos ven el pasado de combatiente rebelde con profunda sospecha. Velásquez «Tomará una posición fuerte contra aquellos de nosotros en el ejército», señaló Raúl Musse Pencue, un soldado de carrera retirado.

Ahora, «tememos que marque el comienzo de una persecución generalizada del personal militar que se sometió a investigaciones relacionadas con sus deberes cotidianos como soldados al servicio de su país», agregó.

La senadora derechista Paloma Valencia fue más allá y dijo a los medios locales que el nombramiento «muestra una ausencia total de garantías democráticas… Y pone todas nuestras vidas en peligro», debido a sus vínculos con el narcotráfico.

Pero las personas que estrechamente conocen al ministro de defensa, tanto en Colombia como en Guatemala, pintan una imagen muy diferente. Lo ven como un cruzado anticorrupción de voz suave y apolítico que siempre mantiene la cabeza fría, incluso en tiempos de peligro personal extremo.

«No tiene motivaciones políticas», señaló Gregorio Oviedo, un fiscal que trabajó junto a Velásquez en Medellín. «Durante toda su carrera, abogó por los derechos humanos. Sabe liderar. Sabe investigar, y lo más importante, sabe lo que es vivir y trabajar en regiones del país que la mayoría de los políticos solo leen desde Bogotá».

¿Estarán dispuestos a negociar con un expresidente guerrillero y un fiscal que los atacó durante décadas?, nadie está seguro. Y se señala que Velásquez tiene la determinación, la capacidad y la experiencia para dar los primeros pasos hacia una justicia real en Colombia. Pero está en una pelea infernal.

Fuente
ASElTiempoPortafolio

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