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Digitalizar la historia de Mexico del olvido

La hercúlea y desperada tarea de digitalizar la vasta historia de Mexico, una lucha contra el tiempo, el deterioro y el olvido.

El desafío del siglo XXI es cómo convertir más de un siglo de audio, video, texto y más en formatos digitales contra el olvido histórico y antes de que sea demasiado tarde. En medio de la lucha contra el olvido y bel deterioro, se encuentra el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas o INPI de México. A su cabeza, está el archivista jefe Octavio Murillo Álvarez de la Cadena y su personal.

El grupo afirma, que su trabajo es particularmente importante porque «los pueblos indígenas son históricamente marginados al olvido». Sin mencionar que muchas culturas indígenas están amenazadas con desaparecer o asimilarse por completo.

En total, el INPI cuenta con una colección de más de 520 mil artículos no digitales, que no sólo incluye multimedia sino también una importante colección de artesanías.

Los primeros archivos multimedia provienen del siglo IX, casi todos grabados por extranjeros que aprovecharon las nuevas tecnologías para grabar a México y sus pueblos indígenas. México no consideraría hacer lo mismo de manera sistemática hasta después de la Revolución Mexicana.

Digitalizar contra el olvido.
Miles de documentos y fotografías, están entre el patrimonio histórico de México.

La colección existe hoy en medios analógicos está a poco de quedarse en el olvido

En ese entonces, el gobierno buscó crear una nueva identidad para el país que reconociera su herencia europea e indígena. Esta mexicanidad, fue un concepto importante desde entonces. Pero, no sin problemas. Bajo el término indigenismo, las autoridades federales trabajaron para reconciliar los ideales conflictivos de preservar las comunidades tradicionales. Con el fin de integrarlas en la sociedad mexicana en general.

Pero el indigenismo también inspiró una amplia gama de esfuerzos de documentación utilizando tecnologías nuevas y antiguas. Originalmente, estos esfuerzos estaban dispersos entre diferentes burocracias, y no siempre con los intereses de los pueblos indígenas primordiales.

Por lo que se cambió el fin, con la fundación del Instituto Nacional Indigenista en 1948. Su Archivo Audiovisual Etnográfico, a finales de siglo, se convertiría en INPI y sus diversos archivos. Pero, siempre con el ánimo de salvar la cultura del olvido.

Digitalizar contra el olvido.
Codices, documentos y artesanías, están en el acervo del INPI.

Un camino histórico y cuesta arriba

El INPI adoptó la digitalización por muchas de las mismas razones que otras instituciones de todo el mundo. Menos manipulación de materiales delicados, consultas más rápidas y fáciles y una mayor accesibilidad por parte del público y los académicos internacionales.

El INPI también está experimentando muchos de los mismos éxitos y desafíos que tienen las instituciones similares de otros países. Increíblemente, la digitalización, a pesar de su concepto simplista (crear copias electrónicas) presenta una serie de desafíos técnicos.

La fragilidad y degradación de muchos objetos analógicos requieren la inversión en equipos altamente especializados. Además de, la capacitación del personal para la transferencia inicial, la creación de nuevos sistemas y procedimientos y el mantenimiento de archivos digitales. El siguiente es el gran volumen de archivos.

Los límites de tiempo y dinero significan que se deben tomar decisiones sobre qué se digitaliza y con qué rapidez. La mayoría de las consideraciones son familiares. La edad y condición de los originales, su importancia para la misión del INPI y quién los creó. El INPI tiene la suerte de contar con expertos internos para cada uno de sus archivos, así como acceso a ayuda externa.

Pero el instituto, tiene consideraciones que otras no pueden. Un remanente es una historia de censura en el gobierno mexicano, así como la creación y el uso de archivos con fines políticos. A diferencia de otros, los materiales culturales creados por el gobierno mexicano no son automáticamente de dominio público. Y, precisamente para mantener cierto control sobre cómo se usa el material. Es poco probable que la digitalización lo cambie.

El tiempo no está del lado de programas de preservación como estos, y todavía hay una muy buena posibilidad de que los registros se pierdan antes de que puedan ser digitalizados. Pero, lo más importante es que el INPI considera ofertas de organizaciones externas para apoyar sus esfuerzos, sin vacilar.

Fuente
IMPIElUniversalUSNews

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