Luego de su mal momento con Macri, comienza una nueva oportunidad para los Fernández
El peronista Alberto Fernández asumió su cargo como presidente en Argentina, un retorno al poder para los socialistas después de que el predecesor Mauricio Macri aceleró el declive económico que acusó haber provocado la década de gobierno de izquierda.
Fernández fue juramentado frente a simpatizantes en la plaza de Mayo de Buenos Aires, quienes agitaban pancartas y tocaban la batería mientras prestaba juramento, como es tradición, el presidente saliente Macri le entregó el bastón presidencial y la faja para iniciar su tiempo en el cargo.
«Estoy pidiendo la unidad de toda Argentina, en la búsqueda de la construcción de un nuevo contrato ciudadano basado tanto en la fraternidad como en la solidaridad», afirmó Fernández en su discurso inaugural, y agregó que sanará las «heridas profundas» dentro del población del país
«Les pido a todos que ayuden a poner a Argentina nuevamente en pie para que podamos vivir nuevamente con dignidad y justicia social», y acotó, «dejaremos de viajar por el camino del desacuerdo».
Fernández toma el relevo del líder de centroderecha del país, Mauricio Macri, quien experimentó un gran colapso en la popularidad después de no poder detener el dolor desatado por el empeoramiento económico del país, con tasas de pobreza del 35 por ciento, se espera que la economía se reduzca en un 3% para fines de 2019, mientras que la inflación es del 55%.
El ex ministro del gabinete, de 60 años, se comprometió a restaurar la posición económica del país aumentando el gasto y renegociando 100 mil millones de dólares en deuda soberana dejada por su predecesor que eventualmente podría conducir a un impago perjudicial, Fernández ha anunciado planes para reducir la pobreza subsidiando alimentos básicos para familias de bajos ingresos.
El nuevo gobierno de los Fernández puede tener buenas relaciones y mantener una política externa soberana para contribuir al desarrollo
El presidente entrante también anunció planes para combatir la pobreza con la distribución de alimentos básicos subsidiados, y describió medidas para reducir los precios de los alimentos y combatir la desnutrición en las familias pobres.
El ascenso de Fernández al poder hasta ahora solo ha perturbado a los mercados y a los inversores extranjeros, y muchos temen las consecuencias de nuevos préstamos y gastos cuando el país ya está luchando para hacer sus pagos de la deuda a tiempo.
El nuevo líder se unió al escenario por su compañero de fórmula y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien logró esquivar los cargos penales pendientes en su contra por las acusaciones de que encubrió la participación del régimen iraní en el bombardeo de la mutual argentina israelí en 1994.
La asociación, AMIA, a cambio de acuerdos comerciales favorables, el bombardeo de AMIA fue el ataque terrorista más mortal en la historia del hemisferio occidental antes del 11 de septiembre de 2001.
En una clara indicación del cambiante panorama político, Miguel Díaz-Canel, el «presidente» de Cuba, fue uno de los varios líderes de izquierda invitados a asistir a la ceremonia, incluido el recientemente retirado Evo Morales de Bolivia y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, recientemente liberado de la cárcel.
Fernández también es partidario del dictador venezolano Nicolás Maduro, lo que significa que el término del mandato de Macri es una pérdida para el presidente de Venezuela, Juan Guaidó, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, conocido por sus opiniones conservadoras y anticomunistas de línea dura, decidió no asistir a la ceremonia debido a las marcadas diferencias de ideología y desacuerdos sobre el futuro de su país en el bloque comercial del Mercosur.
El presidente chileno de centroderecha, Sebastián Piñera, tampoco asistió, pero en su caso canceló sus planes en el último minuto después de que un avión militar chileno desapareció la madrugada del martes camino a la Antártida.
