En 2021 Colombia se convirtió en un cementerio de defensores.
Un conservacionista colombiano, una joven activista feminista en Afganistán y dos poetas en Myanmar se encontraron entre los 358 defensores de los derechos humanos asesinados en 35 países el año pasado, según un análisis.
El defensor ambientalista Gonzalo Cardona Molina, de 55 años; Frozan Safi, profesor de economía afgano de 29 años; y K Za Win y Khet Thi, dos de los varios poetas asesinados, se encontraban entre los atacados debido a su trabajo «pacífico y poderoso».
Según un análisis global de las amenazas y ataques que enfrentan los activistas y defensores de derechos humanos compilado por Front Line Defenders o FLD y el Human Rights Defenders Memorial, al menos 358 líderes sociales, se encuentran entre las víctimas registradas.
Muchos de los defensores asesinados podrían haberse evitado. Estas futilidades, fueron precedidos por amenazas y llamados a la protección, según FLD, que trata de proteger a los activistas en riesgo.
Los defensores, son el blanco del narcotráfico, el agro negocio y grupos armados
Como en años anteriores, la mayoría de los asesinatos a defensores, tuvieron lugar en las Américas y en la región de Asia y el Pacífico. En Colombia, los activistas son blanco habitual de grupos armados, siguió siendo el país más peligroso para ser un defensor de los derechos humanos, con 138 muertes registradas.
El segundo país más mortífero fue México, con 42 muertes, seguido de Brasil, India, Filipinas y Afganistán. Allí es, donde la toma del poder por los talibanes en agosto aceleró la crisis de derechos humanos del país.
La mayoría de los asesinados, el 59%, trabajaba en la tierra, el medio ambiente y los derechos indígenas. Estos tenían actividades que perturbaban los intereses económicos de las empresas y los individuos en la minería, la tala y otras industrias extractivas.
Cientos de defensores y defensoras de los derechos humanos más fueron golpeados, detenidos y acusados, indicó FLD. Particularmente en el Medio Oriente. Las crisis en Myanmar, Nicaragua y Afganistán obligaron a estos a esconderse o huir.
Andrew Anderson, director de FLD, señaló: «En la mayoría de los casos, los defensores de los derechos humanos están amenazados. Si hubiera una respuesta cuando se denuncian amenazas y se toman medidas de protección. Entonces seguramente algunos de estos asesinatos podrían prevenirse.
