Se cumplen 30 años de la invención de la WWW
El 12 de marzo de 1989, Tim Berners-Lee escribió su propuesta para un nuevo sistema de inter conexión de documentos de información, que llevó a cabo a través de varios ordenadores en el CERN, donde trabajó como contratista, «vago pero apasionante,» garabateo en la portada del documento su supervisor, como respuesta y este fue el gran momento de la invención de la internet.
Resultó ser un lacónico saludo para una invención que transformó la economía, la política y la sociedad mundial, si esos cambios han sido para mejor o peor no está muy claro, pero la magnitud de los cambios ha sido notable en toda la humanidad.
Entre los cambios más valiosos que el nuevo estándar de la comunicación ha producido, está como eje central la liberación de la información a las masas, aunque con ello se le abriera la puerta a aquellos que usan la información para fines más oscuros.
Pero medios tan diversos como el comercio electrónico o e-commerce y las redes sociales han revolucionado la industria y las relaciones humanas a niveles insospechados hace poco más de tres décadas.
Aunque para muchos, los juegos en línea son una forma de arte floreciente, los e-sports ofrecen a los jugadores más comprometidos la posibilidad que no hubiese sido posible sin la web, ahora con la posibilidad de entrar en los juegos olímpicos, los e-sport son una de esas cosas que llegaron a las masas gracias al internet.
La evolución desmedida y meteórica de la internet
Hubo un tiempo cuando tuvimos que desplegar una página de papel tamaño tabloide para averiguar lo que estaba sucediendo en el mundo, pero con la llegada de la internet, las noticias son mucho más fácil de conseguir, los sitios han proliferado de manera exponencial en los últimos 10 años, con lo que todos nosotros tenemos acceso más rápido a las grandes historias que afectan a nuestras vidas, saltando bloqueos y filtros gubernamentales.
Sin embargo, la manera en que ahora consumimos periodismo, a través de las redes sociales por ejemplo, significa que a pesar de estar más informado que nunca, ahora hay una constante batalla contra la desinformación y la «falsas noticias».
Palabras como Memes, e-mail, e-commerce, red social, virus, streaming, teléfonos inteligentes, YouTubers, selfies, influencers, millennials, criptodivisas y muchas otras, son parte integral de nuestros vocabularios y los pequeños niños que hasta hace menos de 10 años sólo jugaban a la pelota, hoy compiten en combates épicos entre grupos de jugadores del otro lado del planeta.
Mucho más por encima de la capacidad intuitiva de la masa, la internet ha otorgado un poder sin límite sobre la política mundial, logrando movilizaciones y cambios electorales a niveles insospechados, tan sólo con tener la posibilidad de entrar en twitter y discutir de tu a tu con algún político del congreso, es una oportunidad de oro para la influencia en la política universal.
Con los ciber crímenes y la ciberguerra asechando en cada rincón de la web, los hackers son los nuevos terroristas y los modernos guerrilleros que han llegado a tener la capacidad de romper la seguridad de un banco y hasta hacer estallar una planta eléctrica y dejar un país entero sin energía.
Y finalmente con celebridades que se convierten en millonarios a través de YouTube, hace treinta años no se pudiese haber imaginado la web como se conoce hoy, en el mejor de los casos, se habría dicho que la propuesta era vaga, pero muy emocionante.
Hace treinta años un correo electrónico con una foto anexa, era imposible; tan sólo hace veinte años el video streaming parecía improbable, al igual que hace 15 años Instagram fue considerada una pérdida de espacio valioso con fotografías; hace diez años, la idea de que un estado extranjero pueda utilizar las redes sociales para intervenir en una elección y cambiar el resultado hubiera sido olvidada fácilmente.
Por lo que luego de treinta años de constante evolución desmedida y ya adentrados en la era de la información, lo que viene a continuación, probablemente no sea lo que esperamos y ni siquiera alguien lo ha pensado en una visión futurista del sueño de un escritor de ficción.
