La segunda ciudad de Venezuela aún está bajo las consecuencias de la interrupción
Mientras la mira de la prensa internacional se concentra en las causas y consecuencias del apagón que dejó a oscuras a la nación sudamericana en Caracas, muchas ciudades del interior del país aún sufren las consecuencias del evento, tal es el caso de Maracaibo, segunda ciudad en importancia y capital de las operaciones petroleras de la estatal PDVSA, donde los saqueos, la violencia y el desabastecimiento convergen en la metrópolis fronteriza vecina a Colombia.
El aire en la concurrida sala de emergencia ya era grueso con el olor a oxidado de la sangre seca cuando por la puerta abierta dos hombres irrumpieron, gritando por ayuda, ambos, cargaban a un tercer hombre, que descalzo, con el torso desnudo y sangrado por una herida profunda que casi le había cortado el brazo derecho libremente.
Dos médicos corrieron en su auxilio; uno examina al herido mientras el otro informó a sus amigos que deberían encontrar agua embotellada y suturas; pues no había ninguno de ellos en el hospital.
El apagón nacional que azotó a Venezuela el 7 de marzo causó caos en todo el país, paralizando aeropuertos, transporte, comercios y hospitales, hubo cortes en el servicio de telefonía e internet y cierre total del suministro de agua y gas natural.
Pero en ninguna parte los estragos han sido tan intenso como en la segunda ciudad del país, Maracaibo, la capital del estado Zulia que bordea a Venezuela con Colombia y eje central del comercio marítimo y las operaciones petroleras del occidente venezolano, que ha sido convulsionada por una ola de saqueos y violencia en una invisible gran escala.
Según cámara de comercio de la ciudad algunas 500 empresas han sufrido daños catastróficos en los disturbios, y de ellos también se han desprendido numerosos heridos producto de los enfrentamientos entre saqueadores, manifestantes, guardias de seguridad, guardia nacional, miembros de pandillas y las fuerzas policiales.
Decenas de videos publicado en las redes sociales mostraron escenas caóticas en las que multitudes irrumpieron en tiendas para robar alimentos, medicinas y objetos de valor, aunque en muchos casos los saqueadores entraron en los comercios sólo a vandalizar los sitios.
Maracaibo permaneció muchas más horas fuera del sistema eléctrico
Maracaibo fue la segunda ciudad de Latinoamérica en tener alumbrado público eléctrico de forma continua y permanente desde 1888 y la primera en tener una empresa de servicio eléctrico en Venezuela, no obstante, fuera del apagón masivo del 7 de marzo, en la ciudad siempre ocurren fallas de energía eléctrica.
«Fue la locura total,» afirma Ricardo Acosta, vicepresidente de una asociación empresarial del estado Zulia, en el hospital de la universidad de la ciudad, la escena de la muerte era similar a una película de guerra, decenas de pacientes y sus familias se hacinaban en la sofocante sala, acostados en unas cuantas camas, otros se desplomaron en el suelo ensangrentado.
Este centro de salud es el más grande de la ciudad de Maracaibo y uno de los pocos que poseen sus propios generadores de emergencia, aunque la energía fue conectada en la sala de emergencia, había poca iluminación en el recinto de la emergencia y muchos aparatos no funcionaban.
La mayoría de los pacientes había resultado herida en la ola de saqueos, pero otras fueron víctimas de la escasez crónica de medicamentos y el tambaleante sistema de salud de Venezuela, por lo que estaban juntos pacientes con heridas graves, madres en estado de gravidez y alguno que habría sufrido un paro cardíaco.
A media tarde, la temperatura en la sofocante sala llegó a 42 grados y para evitar sobrecargar el generador, el sistema de climatización del hospital había sido apagado, y el personal médico pudo establecer una improvisada sala de espera en el vestíbulo, donde llegaba alguna brisa.
Debido a su proximidad con la frontera colombiana, el Zulia es una de las regiones más golpeadas de Venezuela, víctima del contrabando de extracción y el tráfico de combustible hacia la frontera neogranadina, los alimentos y medicamentos, pueden llegar a tener precios inaccesibles para la gente común.
Mas de 500 locales, entre farmacias, supermercados, galpones de almacenamiento, tiendas de calzado o ropa, jugueterías, ferreterías, licorerías, embotelladoras, industrias lácteas y hasta fábricas de hielo fueron allanadas, saqueadas y vandalizadas en las principales calles comerciales de la ciudad, pero entre todas destacas la avenida La Limpia y la Circunvalación 2, que fueron destrozadas de principio a fin, siendo que atraviesan la ciudad a lo largo y lo ancho.
